jueves, 11 de agosto de 2016

Los libros

Los libros no están hechos para ser recluidos a un estante
un libro condenado a pasar su vida en un librero,
es como un ave condenada a una jaula sin poder levantar el vuelo.

Los libros son para leerlos, para devorarlos, para absorverlos,
para llevarlos a la cama como amantes en éxtasis.
Los libros son para tocarlos y disfrutar su roce como una manta en invierno.
Los libros son para apreciar sus letras como si fueran obras de Picasso o de Rembrandt,
para sentir el aroma de su papel y su tinta, como si fueran perfume francés.

Los libros son para mecerse con ellos en una hamaca, en una tarde de sábado,
para consumirlos con una copa de vino, una taza de café o chocolate caliente,
al calor de una chimenea en una fría noche de lluvia.

Los libros son como llaves, para abrir con ellos pasajes a mundos alternos.
Los libros son amigos a los cuales visitar en momentos de soledad,
pero de ninguna forma, para permanecer inertes y abandonados,
llenos de polvo, en una repisa o en una caja en la oscuridad.

Agosto de 2016.


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